Porqué la sociedad no valora el trabajo de las madres?

Retrato de la madre migrante, foto de Dorothea Lange.1936
Es la pregunta que cada madre, antes o después, se hace…
El esfuerzo que hacemos para que nuestros hijos crezcan sanos y felices sí está recompensado a través de una enorme satisfacción personal. El problema está en que, en ningún momento, ni las madres ni los padres nos podemos sentir valorados en la sociedad por nuestra misión más importante de la vida. Existen miles de tipos de formación, existen premios, subvenciones y becas, pero la maternidad está al margen de todas estas dinámicas. Como comenta Maureen Murdock en su libro «Ser mujer: Un Viaje Heroico»:
Todos los historiadores de la maternidad, y también los teóricos psicodinámicos, nos recuerdan que, desde la Revolución Industrial, las madres han sido consideradas responsables, y han sido glorificadas o culpadas, por lo que sus hijos llegan a ser. Se considera a la madre la causa principal del desarrollo positivo o negativo de sus hijos, sin tener en cuenta la autoridad y la valoración que debería atribuirse a su papel, en función de cada sistema cultural y cada caso familiar particular. La sociedad deposita en ella una gran responsabilidad, sin ofrecerle a cambio ninguna recompensa, ni económica, ni de prestigio o valoración, por un trabajo de tal importancia para cada cultura. No existen distinciones académicas por ser madre. Somos lentos en reconocer sus méritos, pero rápidos a la hora de culpabilizarla de todas las lacras sociales. En una reciente sentencia de un tribunal de Los Ángeles, la madre de un convicto, miembro de una banda que vivía en un barrio infestado de droga, fue culpada por lo que tribunal describió como ausencia de cuidado materno adecuado. No se mencionó en ningún momento la ausencia de cuidado paterno, de educación, vivienda y de oportunidades para crecer en una sociedad segura y sana.
Por suerte en últimos tiempos aparecen libros y movimientos que intentan llenar este gran vacío, pero todavía queda muchísimo por cambiar en este mundo tan patriarcal. Nos gustaría saber cómo lo afrontáis cada un@ de vosotr@s; quizás, desde allí podría surgir una lista de recetas o postulados que permitan dar un pasito más hacia la puesta en valor del trabajo que desde el corazón nos sale hacer a diario sin esperar la recompensa.
Eva Chacón
Lo que comentas es un tema clave, la punta del iceberg de ese gran corpus de creencias construido durante siglos de sistema patriarcal. Está claro que, aunque la sociedad muchas veces no lo reconoce, somos resultado no sólo de cómo nos criaron nuestros padres, sino de un contexto que nos ofrece unas oportunidades siempre limitadas, y desgraciadamente en muchos casos tanto que da la impresión de que no hay un camino feliz a nuestro alcance -pensando en casos como el que cita Maureen Murdock.
Creo que hoy en día vivimos un cambio de paradigma, un nuevo humanismo para el cual es clave la vuelta de la mujer y la perspectiva femenina a cotas de máxima influencia. Y esto enlaza con cuestiones que tanto nos interesan como el reconocimiento social a la labor de crianza que desarrollamos en los hogares, o la vuelta a las bases antropológicas de la crianza.
Agnieszka Stepien
Totalmente de acuerdo Eva, estamos comenzando un camino. Las generaciones de mujeres anteriores a la nuestra han logrado mucho introduciendo en la sociedad la cuestiones de la igualdad de género, pero el precio ha sido quitar del medio la parte que diferencia la mujer del hombre – la maternidad.
Es el paso que nos toca dar a nosotras. Hay muchísimo por hacer…
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