Guardería ¿sí o no? la primera gran decisión.
Supongo que la nuestra es una realidad compartida por muchas familias. Nos resultó una tarea bien difícil el tener que decidir obligadamente cómo haríamos para cuidar de nuestra pequeña una vez que debiéramos volver al ritmo habitual de trabajo. Con ‘ritmo habitual’ me refiero a las dinámicas que teníamos antes de ser padres, aunque si somos realistas –que no pesimistas-, esos tiempos no volverán jamás porque nuestras vidas –felizmente- cambiaron para siempre.
Reconozco que dadas las carencias del ‘sistema’ en el que nos toca vivir he sido una gran privilegiada teniendo seis meses de baja por maternidad –la seguridad social cubre cuatro y mi trabajo otros dos, para así completar el ciclo de los seis meses de lactancia-. Aún así, los seis primeros meses se pasan tan deprisa que en un santiamén una se ve involuntariamente teniendo que tomar decisiones muy importantes que marcarán -para bien o para mal- la primera etapa de la infancia y para toda la vida nuestra consciencia de haberlo hecho lo mejor posible.
En un principio estábamos muy ilusionados porque ambos tenemos la posibilidad de trabajar asiduamente desde casa. Creíamos que seríamos capaces de turnarnos para cuidar a Malena e Ismael –hijo adolescente de Fran que aunque comparte dos nidos, suele pasar el mayor tiempo con nosotros-, y compaginar el trabajo, los viajes laborales y las tareas del hogar, etc. Digo ‘en un principio’ y ‘creíamos’ porque a no ser que tengáis superpoderes, trabajar y cuidar a un bebé al mismo tiempo –y lidiar también con un adolescente ni te cuento- es una tarea prácticamente imposible, o corres el riesgo de no hacer del todo bien ninguna de las dos. Claro que dependerá del bebé lo tranquilo que sea, de la etapa de desarrollo en la que se encuentre, del tipo de trabajo que realices y de las capacidades de cada persona para concentrarse y rendir tanto profesionalmente como con tu peque –aún sin haber pegado ojo en toda la noche, o en toda una semana, ja!-. También dependerá de lo bien que os podáis organizar y de la ayuda de vuestro entorno inmediato, el rol de las abuelas y abuelos se vuelve fundamental, sobre todo cuando los tienes cerca y puedes contar con ellos –lamentablemente no es nuestro caso-.
Ante esta situación, cumplidos los seis meses, lo primero que hicimos fue poner sobre la mesa dos cuestiones que nos parecieron fundamentales: cómo nos gustaría hacerlo por un lado, y por otro nuestros recursos y posibilidades reales. En el cómo nos gustaría hacerlo teníamos claro que queríamos pasar el mayor tiempo posible con Malena como hasta entonces lo hacíamos, pensar en tener que separarme de ella era algo verdaderamente angustiante para mi. En cuanto a los recursos y posibilidades de llevar este plan adelante con éxito, fuimos sensatos y si bien nos dimos la oportunidad de intentarlo, a la vez decidimos buscar una guardería e inscribirla –asegurándonos una plaza- para que a partir del año y muy tranquilamente comenzara a asistir.
Finalmente por diversas circunstancias a sus nueve meses Malena comenzó la guardería y con dicho acontecimiento inauguramos una nueva aventura familiar. Existen muchísimas críticas y juicios preconcebidos relacionadas a las guarderías, que sumado al tener que asumir una primera ‘separación’ nos llenan de miedo e incertidumbre –aunque también sepamos que ofrecen algunas bondades-. Cuando por fin llegó el primer gran día de la adaptación os confieso que para mi fue terrible: no paré de llorar en toda la semana!! Y sin embargo ella, por su forma de ser tan sociable y simpática estaba fascinada de ver a otros niños y niñas, con tantos juegos y canciones. Paradoja: en nuestro caso fue a mí a quien le costó más la adaptación y no me avergüenza contarlo. ¿Y a ti que te pasó en esta situación? ¿cómo viviste este momento tan particular?
A partir de aquí abro algunos temas que me gustaría tratar en las siguientes publicaciones, de manera que podamos compartir nuestros hallazgos más interesantes en relación a las preocupaciones que nos surgen a las mamás y los papás una vez que decidimos que nuestras criaturas vayan a una guardería: ¿qué criterios considerar para elegir la guardería? ¿cuándo es el mejor momento para comenzar? ¿cómo funciona el período de adaptación? ¿cómo sobrevivir a los virus? ¿y cuando se enferman y nos contagian? ¿es adecuada la alimentación en los comedores o podría mejorarse? ¿los métodos y pedagogías educativas cumplen nuestras expectativas y deseos? etc, etc, etc. Seguro que a vosotras se os ocurren muchas más (pre)ocupaciones ¡te invito a que compartas tus experiencias con nosotras!
Agnieszka Stepien
El tema de la guardería es, como dices, uno de los más difíciles que tienen que tomar los padres.
Nosotros teníamos claro que, más que el centro ( que está muy bien ) valorábamos la confianza en la educadora. Tuvimos muchísima, pero muchísima suerte. Nuestro pequeño va muy contento al cole y esto nos da tranquilidad, pero qué duro tiene que ser si, como pasa a menudo, se deja al niño llorando…
paula
Mi peque empezó en septiembre, con año y medio…sólo por las tardes, por las mañanas se turnan las abuelas (lujazo de abuelas que tiene Lois!). Estuvo una semana enfadado, pegando, mordiendo… pero ahora cuando voy a buscarlo siempre me pide que me siente a jugar con él…un pouquiño máis de cole…a casa noooo!!! ;)
Amaya González
Aquí os dejo otro artículo donde se plantea la misma disyuntiva. Aunque como siempre, lo mejor son las experiencias de los propios padres :-)
http://www.mipediatraonline.com/blog-el-puericultor/blog/guarderias-positivas-o-negativas