Me estoy quedando tonta

panza de embarazada pintadaEl embarazo es un momento, un estado (una estancia) en el que durante 8 o 9 meses nos movemos, respiramos, crecemos, sufrimos, sentimos y soñamos.

Es un tiempo de introspección, en el que el lado emocional, instintivo e intuitivo crece y crece, dejando el lado más racional aparcado.

Cuántas veces nos hemos dicho que nos estamos quedando tontas, de tantos olvidos que antes no ocurrían, las llaves dentro del coche, el cumpleaños de un hermano, la suscripción de la guardería… qué desesperación… ¿algún día me volverá la memoria? ¿volveré a ser como antes?

No es que se nos estén muriendo neuronas a millares, es sencillamente que nuestro cuerpo y nuestra mente han comenzado la carrera de nueve meses, tiempo máximo en el que nos convertiremos en mamás, en cuidadoras de nuestras criaturas.

Y para cuidar a nuestras crías, sólo necesitamos tener a punto una cosa: el instinto, la intuición.

No hay manual de instrucciones con el bebé, porque no lo necesitamos, igual que no lo necesita la perra que pare perrillos, o la jirafa, o la leona o la vaca. Todas ellas saben exactamente qué deben hacer para proteger a sus crías, igual que nosotras lo sabemos, o lo sabríamos, si nos fiásemos más de nuestro instinto que de los libros de embarazo de la estantería del Vips.

Nuestras instrucciones las traemos de fábrica, está dentro de cada una, tan sólo hay que escucharnos, darnos la credibilidad y el tiempo de saber entender nuestras emociones y señales.

Por eso, la razón deja paso a la intuición durante el embarazo, y se incrementa en la primera infancia de nuestros hijos.

El parto es también un momento en el que conviene que se apague la parte racional del cerebro, (el neocortex), para despertarse del todo el lado animal, el mamífero, el que siente sin pensar, el que sabe parir.

Es decir, el embarazo y el parto, lejos de dejarnos  atontadas, nos prepara para ser madres conscientes, intuitivas, sensibles, fuertes y capaces.  Capaces de ser madres.

Reivindiquemos, pues, ese saber ancestral y profundo que todas llevamos dentro, y que permite ese vínculo de amor y de supervivencia de la especie.

Y además, es seguro que más adelante recuperaremos nuestras capacidades anteriores, las de la razón y la productividad. Así que ¡a disfrutar del momento!

3 Comments

  1. Reply

    Gracias Marta por esta reflexión. Qué importante es cuando estamos así saber, por un lado las causas, y por otro, que todo esto que nos hace sentirnos tan raras un día se pasa.
    Me viene a la mente la idea del recogimiento que necesitamos que acompañe todos los momentos más importantes de nuestra vida. Cuando nacemos, cuando nos enamoramos, pero también cuando enfermamos o cuando perdemos a alguien cercano, en todos los hitos de nuestra vida necesitamos estar a dentro para tomar consciencia de lo que es realmente importante.
    Este estado tan peculiar que describes es un ejemplo excelente de ello. ¡Y qué necesario!

  2. Reply

    Que sensación la de estar «atontadilla»!!! Dicen que se echa de menos… ( como estar enamorado no? Como fice agnieszka) Menos mal que nuestro cuerpo es sabio y nos «frena» en todo lo demás para que nos concentremos en lo que tenemos que hacer cuando vamos a ser madres… Gracias por el artículo!!!

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