¿Rabietas o enfados? – parte 2. Estrategias para prevenir.

Fotografía: Ana Cruz.
El tema de los enfados infantiles ( populares «rabietas») daría para tomos y tomos… Tod@s nos enfadamos, todos los niños se enfadan. En estos momentos tan complicados de la crianza de nuestros hijos y hijas nosotros como padres tenemos dos misiones importantes: prevenir y acompañar.
Prevenir y acompañar es lo que nos corresponde cuando nuestro pequeñín nos dice un contundente «no» o llama atención de cualquiera de las mil formas posibles. Del tema de acompañamiento trataba prácticamente en su totalidad el post «¿Rabietas o enfados?» que publicamos hace poquito, así que en éste nos centraremos en cómo evitar a que nuestros hijos y hijas se enfaden. Lo curioso es que probablemente muy pocos de nosotros nos planteamos que es importante la prevención en caso de los enfados, pero también, por suerte, much@s lo hacemos de forma intuitiva.
Según Pilar Seminario, psicóloga infantil que lleva Escuela de Madres y Padres Besoetan, la mejor forma de hacerlo es proporcionándoles actividades al aire libre. Se ha visto que los niños que saltan y brincan todo el día se enfadan mucho menos. Incluso nosotros mismos, rodeados de la naturaleza raras veces sacaremos ( y, antes de sacarla, sentiremos) rabia. Así que, cuanto más parque y columpios, mejor, tanto para su salud física como mental o emocional.
Por otro lado, muchas veces, podemos intuir cuáles son los momentos o contextos que provocan los enfados en nuestros peques. Anticiparse a éstos puede ayudar a evitar unas situaciones que no queremos vivir ni nosotros ni nuestros hijos. Nos interesaría preguntarnos en qué situaciones no se sienten bien, estar atentos a sus necesidades antes de que empiecen a pedir con desesperación ( cómo podría ser en los casos de atención o compañía) o desvíen su necesidad por otro lado ( por ejemplo, un niño cansado o con sueño suele quejarse más ).
Otras opciones interesantes para tener en cuenta son según Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos la siguientes: Utilizar un tono alegre al solicitarle a su hijo que haga algo, haciendo que suene como una invitación, NO una orden. Por otro lado, no pelear con relación a cosas sin importancia (…) Como lo expresan los expertos de la Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics) «mientras el niño que comienza a caminar o el niño de preescolar esté diciendo ‘no’ a todo…, usted debe decir «no» sólo unas cuantas veces al día, cuando sea absolutamente necesario». Y por último: ofrecer opciones cuando sea posible. Por ejemplo, deje que su hijo decida qué ropas usar y los cuentos que desea leer. Un niño que se siente independiente en muchas áreas, probablemente acatará más las reglas cuando son obligatorias.
En otro espacio digital, Elbebe.com nos proponen estos recursos para evitar los enfados infantiles:
– Poner normas claras. No sirve decir “tienes que portarte bien”. Es muy ambiguo.
– Fortalecer la autoestima del niño, proporcionándole amor, cariño, seguridad.
– Desviar la atención del niño. Por ejemplo, cuando el niño se calma podemos iniciar un juego y esperar que el niño lo continúe.
– Hablar de los sentimientos antes de que se lleguen a descontrolar. La tristeza y la rabia conducen a menudo a rabietas.
También, igual de importante que poner el foco de atención en los pequeños, es, en estas situaciones, mirar qué es lo qué nos pasa a nosotros cuando nuestro retoño saca su rabia o queja. Nos es muy fácil conectar con emociones tan intensas; en estos casos, es importante que no nos contagiemos con ellas, sino intentemos vivírlas desde la empatía con nuestros hijos. Probablemente, muchas veces, no nos será nada fácil, pero es necesario que tengamos en cuenta que desde una fuerte emotividad, siempre ayudamos menos. Por lo tanto, los conceptos de anticipar y prevenir también se refieren a nosotros, los padres.
Y ¿cómo prevenimos a nuestros propios enfados?. La crianza nos exige dar muchísimo de nuestra parte, mucha paciencia, amor, disponibilidad… Si no cargamos nuestras «pilas» con actividades que nos hagan disfrutar, será muy complicado que disfrutemos con nuestros peques. Cada uno lo hacemos de forma diferente. Unos corren, otros pintan, otros quedan con amigos; pero, siempre es bueno tener un pequeño espacio «para mi» que enriquecerá la relación con nuestros hijos. A veces no será una tarea fácil compaginar lo que nos llena con estar con los niños, pero otras veces podremos incluso encontrar actividades que sí podemos hacer con ellos disfrutando en familia de unos ratos maravillosos. Es importante que nos lo planteemos como una necesidad no como un superlujo.
Y para acabar me gustaría concluir con la frase que escribió @Sonia-G a raíz del anterior post sobre el tema de los enfados: “Mi nuevo mantra es…gano más con una sonrisa que con un grito ”. Vosotr@s, cómo lo veis?