Cuentos infantiles – historias de violencia

caperucita-roja-mama-nidoHace un par de días leímos con Bruno, antes de dormir, un libro de cuentos clásicos. Y la verdad que me pasaron escalofríos. Historias de extrema violencia, maltrato, machismo, desigualdad… sin entrar en los mensajes más sutiles tipo que las princesas son bellas y pasivas y los príncipes valientes y con iniciativa.
Me asustó de que nuestr@s hij@s lean estas historias, ya que, son modelos que, de alguna forma, repetidos tantas veces ( acaso no leemos una y otra vez el mismo cuento) les parecerán normales o, aún peor, los integrarán como propias.

 

En nuestro libro, adornado con unas imágenes preciosas, había varias historias que conocemos tod@s. Empecemos por Caperucita Roja, dulce y servicial niña que va a hacer compañía a su enferma abuelita… Qué bonito! Hasta el momento en el que el lobo devora a la abuelita… ¿Cómo voy a contar esto a un niño de dos años antes de dormir? Me lo imagino y me cuesta dormir a mi misma. Se me ocurrió, mientras lo íbamos leyendo, cambiar la historia descrita en el cuento y en mi versión el lobo ha cerrado a la abuelita en otra habitación antes de disfrazarse de ella. Pero, con ello, resolví el problema sólo de manera mínima porque ahora venía lo gordo. Por qué el lobo le está esperando a Caperucita en la cama de su abuela… cambiamos de hoja y de cuento…

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La siguiente era la la historia sobre Pulgarcito; en ella su padre le lleva junto a sus hermanos al bosque para abandonarles ahí porque no pueden conseguir alimentarles a todos… ¡Qué maravilla…! Y si a esto añadimos que, en la siguiente página aparece un ogro que quiere devorar a todos los hermanos, nos encontramos con el mismo problema que con la historia anterior. Además, aquí las imágenes no ayudan, ya que, el ogro en el dibujo, con un gigante cuchillo en la mano, no da mucho margen para los cambios. Bruno lo ve y dice: «Malo, malo». Y cómo le explicamos frente a esto que no hay personas malas, sino que a veces está mal lo que hacen?

El siguiente cuento, Blancanieves. Una historia sobre la belleza y la envidia en la que la madrastra manda un soldado a que llevara la niña al bosque, le matara y le trajera su corazón!!! Súma y sigue…

Frente a todo este panorama, parecen menores los problemas de que las princesas siempre esperan a sus príncipes y su único objetivo es casarse o que, peor aún, alguien ( en general su padre) decide casarles con uno que no sabe ni él quien va a ser.

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Todos estos cuentos leídos por nosotros y por nuestros padres, abuelos y bisabuelos se convirtieron en los mayores generadores de los arquetipos. Hoy en día, tienen sus múltiples versiones ofrecidos por Disney y compañía que además nos proporcionan miles de gadgets relacionados con cada personaje. Así, ¡ya no tenemos escapatoria!

¿Cuántas veces repetimos que nuestros hijos son unas esponjas? Si los cuentos no mejoran, ¿cómo puede mejorar el mundo? Necesitamos, desde ya, cambiar de cuentos; crear unos nuevos arquetipos que, como los anteriores, transmitan a estas puras personitas los valores y la victoria del bien ante el mal, pero que se adapten a nuestra sociedad o, mejor dicho, a la que desearíamos para nuestros hijos.

princesa Carlota

Buscando alternativas encontré autores Belén Gaudes y Pablo Macías que intentan dar vuelta a los  mensajes encifrados en los cuentos de antaño. No los he leído pero parece que su Blancanieves y Cenicienta tienen otro tipo de planteamientos. También en esta linea va el libro que contiene cuentos » La princesa Carlota y su dragón mascota», «El príncipe ceniciento» o «El lobito caperucito»  que, además, podéis descargar aquí.

Y vosotr@s, ¿cómo veis este tema? ¿Cómo lo resolvéis? ¿Conocéis algunos cuentos para tener en cuenta más?

4 Comments

  1. Reply

    Aupa Agnieszka! Yo hace un tiempo compartía tu misma percepción sobre los cuentos clásicos. Sin embargo ésta se ha ido modificando. En ello ha influido un curso que realicé sobre «Didáctica del Cuento» y la formación gestalt.
    Los cuentos son un simbolismo de lo mejor y lo peor del ser humano. Mediante el cuento el niño puede representar su miedo a que mamá y papá le abandonen, su deseo de matar a quien le hace daño. Psicologicamente es un medio que les libera, que les permite integrar emociones que socialmente consideramos «negativas» y que en otro contexto no pueden. Es como el tema de permitirles jugar con pistolas o no. El juego, el cuento, el dibujo etc. son medios de expresión simbólicos donde todo es posible y tiene cabida. Dónde podemos integrar o expresar lo que más nos cuesta aceptar de nosotros mismos. Si los modificamos para «positivizarlos» ya no cumplirían su función.
    Precisamente, si modificamos el cuento de «Caperucita» haciendo que Caperucita y el lobo se hacen amigos y comparten la merienda, le estamos transmitiendo al niño la moralina de que tiene que ser amigo de todos y compartir todo, enviandole un mensaje subliminal de qué si siente otra cosa, no es adecuada. La polaridad está presente en el ser humano y en la vida, el querer tapar un lado es lo que nos hace neuróticos, no?

    Hay muchos tipos de cuentos y cada cuento tiene una función en el niño. Yo ultimamente, selecciono los cuentos en base al interés de mi hija. Si ésta muestra interés por un cuento determinado, y me pide que se lo repita, considero que a ella le sirve o que se identifica con algo de ese cuento. Precisamente le gusta el cuento de «Caperucita»; se emociona con la parte de los ojos grandes, la boca grande, la nariz grande…no sé si entiende lo de que los cazadores matan al lobo, pero me temo que le da tranquilidad el que después de toda la tensión de que si te como o no te como, llega la calma. Todo cuento para ser bueno necesita de un principio, un nudo y un desenlace. Desde el punto de vista energético podríamos decir que es la sensibilización, la tensión y la relajación. Sin tensión no se puede valorar, la distensión.

    Sobre el tema de los estereotipos entre hombres y mujeres, ya no tengo una reflexión tan clara.

    Un besote. Nos vemos

    • Reply

      Gracias Silbia por tu aportación. Desde luego que me parece muy muy valiosa. No obstante tengo que aclarar una cosa. No pretendo con este post decir que los cuentos infantiles deben eliminar lo negativo de su contenido. Estoy totalmente de acuerdo contigo, de que tenemos que mostrar o darles modelos a nuestros hijos que les permitan identificarse desde su parte de emociones o aspectos negativos de la vida. El aspecto con el que no estoy de acuerdo en los cuentos, es el de las formas tan violentas. Me parece peligroso que contemos ( nosotros que les tenemos que dar sensación de seguridad y confianza) a nuestros niños que otros padres llevan a sus hijos al bosque y allí les abandonan o que (en la época en la que tantos niños viven rupturas y recomposiciones familiares) una madrastra mata a su hijastra. En caso de Caperucita me parece extremo el hecho de devorar a la abuela y que la protagonista del cuento no sea capaz de hacer frente por sí sola al lobo y tenga que buscar un defensor masculino.
      La presencia del bien y del mal y de la fascinante lucha entre estas dos fuerzas me parece muy didáctica y necesaria en los cuentos que lean nuestros hijos. Esta lucha y la tensión que provoca, es esencial para que los niños puedan, de forma terapéutica y a la vez inconsciente, detectar su lucha interna y sentirla como algo natural. En este aspecto totalmente de acuerdo contigo. Son las formas, las que, en mi opinión, se han quedado obsoletas.

  2. Reply

    Hola Agnieszka, tu reflexión me ha parecido muy interesante y la comparto contigo totalmente. Construimos los procesos de desigualdad desde la concepción de nuestrxs hijxs, volcando toda la construcción social de lo que «debe ser» una niña o un niño. Os dejo algún libro que quizás os pueda interesar, hablan de otras formas de ser princesa: Las princesas usan botas de montaña, La cenicienta que no quería comer perdices y Princesas olvidadas o desconocidas. Qué los disfrutéis. Abrazos

    • Reply

      Hola Rebe, nos interesan mucho estos libros que comentas.
      Y es muy importante lo que dices, l@s niñ@s vienen ya con ciertas tendencias que tienen que ver con el genero y les nacen solas, pero muchísimas de ellas las introducimos, a menudo sin darnos cuenta, nosotr@s, el entorno de un pequeñito. Es clave no caer en unos estereotipos perjudiciales de los que, tantas veces estamos rodeados por todos lados.

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