Maternidad heredada.

generaciones-educacion

Te has preguntado alguna vez ¿por qué eres mamá/papá de esta determinada forma y no de mil diferentes que existen en el mundo? ¿Por qué estás actuando de esta  y no de otra manera con tus hij@s? Nuestro modo de actuar, nuestras reacciones a diferentes situaciones, incluso nuestra filosofía de vida han sido impregnadas, hace mucho tiempo, por nuestros padres.

Ahora, en la edad adulta, nos parece que actuamos de forma libre, que somos nosotros que tomamos las decisiones, pero nos olvidamos de estos esquemas que las niñas toman de sus mamás y los niños toman de sus papás. Esto, a veces, no es tan sencillo; en todos nosotros están cosas heredas de ambos genitores o de las figuras de apego más cercanas que los sustituyen y es sorprendente cuánta fuerza en nuestra vida adulta tienen los esquemas definidos en nuestra infancia.

Estos esquemas, llamados introyectos, enmarcan la libertad del niño apareciendo en formato de normas, ideas, filosofías o juicios. Por un lado son necesarios, pero por otro, pueden ser muy castradores para este pequeño ser, llevándolo a tomar decisiones como se suele hacer en su entorno. Tienen también otra característica, no se pueden evitar en la crianza, aunque sea más respetuosa posible.

Muchas veces en nuestra vida pasamos por los mismos lugares y nos encontramos con los mismos obstáculos. Decía Freud, que las cosas irresueltas que tenemos en nuestra vida, se nos ponen una y otra vez delante hasta que aprendamos solucionarlas o aceptarlas. Pero, no de obstáculos os quería hablar hoy, sino de una cuestión que está todavía más en la base de nuestro ser. Se trata de unas cadenas de conductas que heredamos de generación en generación.

Lo que hemos “mamado” nosotr@s de nuestros padres en el proceso de nuestro propio crecimiento, casi siempre lo damos a nuestros hijos. A mí me ha pasado pillarme varias veces actuando como si lo estaría haciendo mi madre, repitiendo sus patrones, incluso tonalidad de voz a la hora de relacionarme con un bebé.

En esta “caja” heredada de mi madre hay muchos maravillosos tesoros, pero también encuentro cosas que no me gustan tanto. Darme cuenta de ello, se convierte en uno de los mayores tesoros que me ha traído el proceso de ser mamá. Me hace sentirme una mamá más consciente, que abandona los quehaceres habituales perjudiciales en favor de cuestionar y tomar las decisiones transitando a veces por los caminos no tan habituales, pero que creo que son los mejores para mí y para mi familia. En esto me sirve de guía mi pequeño Bruno que desconoce los esquemas programados y el miedo o la pereza de ir hacia lo nuevo y que a muchos adultos nos hace repetir siempre el mismo patrón.

Para explicarme mejor, te propongo un ejercicio, ¿te animas? Empecemos por la siguiente pregunta: A la hora de relacionarte con tu hij@, ¿qué cosas te gustaría cambiar o mejorar? Luego piensa: ¿Es lo que hacía mi mamá/papá o es algo totalmente contrario? (si es totalmente contrario, sigue siendo condicionado por los padres, pero desde una actitud más rebelde). Y para acabar, te queda para contestar una última cuestión: Si no estuviera condicionad@ por mis padres, ¿qué es lo que haría?

Muchas veces poner conciencia en estos «pliegues» de nuestro ser, es suficiente para dejar poco a poco los antiguos patrones que nos perjudican. Los cambios, evidentemente, no vienen de inmediato. Es necesaria mucha paciencia, pero, estarás de acuerdo conmigo, que ¡merece la pena! Es una buena  manera de ir transformándonos siendo cada vez menos hijos y cada vez más padres, padres conscientes.

6 Comments

  1. Reply

    Todo lo que cuentas en tu post es lo que yo pienso desde hace tanto tiempo, pero no es fácil no repetir patrones y no hacerlo, como tu dices por rebeldía y no por consciencia, es bien complicado. Es cierto que merece la pena intentarlo y aunque te equivoques, hacerlo conscientemente es mejor para ti y tu familia…Gracias por compartir e inspirar a elegir tu propio camino y el de tu familia.
    Besos

    • Reply

      Gracias Carmen por tu comentario, me gusta mucho saber tu opinión. Es cierto que. es u tema tan de base, tan de fondo, que no es fácil caer una y otra vez en los mismos esquemas. Pero lo que tenemos y ejercitamos todos los días las mamás y los papás, es la paciencia. Con la paciencia es más fácil. Este tema da para muchísimos posts así que, a buen seguro, aparecerá en futuro más de una vez por estos lares digitales. :) Un abrazo Carmen

  2. Reply

    En mi caso, todo mi empeño es aplicar exactamente lo contrario a lo que recibí. Tras una infancia infeliz, quiero una familia donde el mayor pilar sea el apego y el mutuo respeto.

    • Reply

      Hola Lectora, profe y mamá, me parece maravilloso tu planteamiento; muchísimas veces nos pasa esto. Cuando vivimos la infancia infeliz, rechazo, abandono, humillación, traición o injusticia (según Lise Bourbeau), es lógico que queramos hacer todo lo contrario para que no les pase lo mismo a nuestros pequeños amores. A veces es un camino muy bueno, pero tenemos que tener cuidado porque en realidad, los patrones más peligrosos son los de los cuales menos conscientes somos.

      Y por cierto, enhorabuena de ser mami, que disfrutes mucho de esta bella etapa con tu bebé.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these <abbr title="HyperText Markup Language">HTML</abbr> tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

Ir a la barra de herramientas