La familia y el desarrollo psicológico de los niños
La familia cumple un papel fundamental sobre el desarrollo psicológico de los niños. En el libro “Familia y desarrollo psicológico” de Enrique Arranz, se enumeran una serie de variables que facilitan el desarrollo psicológico sano. Resumiendo y esquematizando serían las siguientes:
Interacciones entre padres e hijos a nivel congnitivo
Entorno libre de presiones
Cierto nivel de desafío
Práctica de la “frustración óptima”
Calidad del entorno físico
Materiales de aprendizaje
Diversidad de experiencias
Modelado de la maduración social
Aceptación
Afecto
Estimulación académica
Interés por la actividad escolar
Teorías del desarrollo que den más importancia al ambiente que a la genética
Contexto lúdico
Interacciones entre padres e hijos a nivel emocional
Situación general positiva entre cónyuges
Nivel de salud
Calidad del cuidador en ausencia de los padres
Disciplina no punitiva
Baja conflictividad marital
Baja conflictividad externa de la familia
Apoyo social
Baja frecuencia de acontecimientos estresantes
Apego seguro con personas significativas
Control sobre la resolución de problemas
Estilo de crianza democrático uniendo exigencia y afecto
Coherencia educativa
Valoración positiva del niño
Expresividad emocional
Fomento de la autoestima
Patrones adecuados de comunicación
Fomento del pensamiento crítico
Fomento de la autonomía funcional
Solidaridad generacional
Flexibilidad y adaptabilidad
Participación social
Espacio propio de identificación personal
Según iba leyendo las innumerables interacciones beneficiosas entre padres e hijos tanto a nivel cognitivo como en los efectos a nivel emocional me reafirmaba en una cuestión que me planteo infinidad de veces desde que fui madre hace dos años: ¡qué difícil es ser buen padre/madre!.
Ser padre/madre está chupado, lo complicado es ser un buen cuidador. De ahí que yo me grabara a fuego las palabras de un libro que leí de Evania Reichert, “Infancia, la edad sagrada”, en el que hablaba de los padres y madres no como buenos cuidadores (como algo utópico de conseguir) sino de cuidadores lo suficientemente buenos, dando por hecho que los padres tenemos que aceptar que algunas cosas no las vamos a hacer bien.
Vaya por delante esta pequeña reflexión porque la primera idea que me ha venido a la cabeza al leer las interacciones a desarrollar en las familias es el compromiso, dedicación, paciencia, entrega y responsabilidad de los “padres suficientemente buenos” si quieren ganarse a bien ese calificativo.
¿Cuáles de estas variables os llaman más la atención?¿Echáis de menos alguna?