Ojalá la Navidad traiga mucho tiempo.

512px-Children_in_Family_Room_with_New_Holiday_Christmas_Tree_-_Photo_by_D._Sharon_Pruitt

Una buena amiga con la que tengo la suerte de compartir nuestra Tribu Urbana, nos pasó el otro día al grupo un enlace de una publicidad de Ikea para esta Navidad, (lo adjunto por si alguien no la ha visto aún.)

Es algo que alguna vez había compartido con amigxs, y ahora quiero escribir para compartirlo con vosotrxs.

El ‘tiempo’ que les dedicamos a nuestros hijxs, conforme van creciendo. Algunas familias tienen el convencimiento de que un bebé necesita una atención especial, y aunque creo que todavía somos una minoría, es cierto que cada vez aumenta el número de familias que hacen virguerías para poder estar con ellos todo el tiempo posible. Muchxs sabemos de la importancia de la no separación de la madre antes de los 9 meses, otrxs intentan hacer lo posible por estar juntxs los primeros 18 meses,  otros los tres primeros años apurando el máximo antes de ir al cole, para evitar que vayan a la guardería, pero nuestrxs pequeñxs crecen, sus necesidades van siendo otras, su forma de comunicarse va cambiando hacia el lenguaje hablado, y eso de forma inconsciente nos va llevando a otra manera de relacionarnos y no nos damos cuenta de que para ellxs, aún chiquitos, seguimos siendo su mejor juguete, su mejor amigo, su hogar, su alma y su necesidad más inmediata.

Si no estamos muy pendientes, los iremos introduciendo demasiado rápido en nuestro mundo de las prisas, del trabajo, de las obligaciones, de la tecnología, y como cuando eran bebés, nos imitarán, crearán necesidades materiales, porque es el mundo en el que vivimos, y desearán juguetes, ordenadores, móviles, coches…. Pero si alguien les pregunta tanto a niñxs de 3, 4 ó 5 años, como también de 8, 9 ó 10 años, sobre que es lo que más anhelan, sin dudarlo sentirán que prefieren estar con sus padres por encima de cualquier juguete.

La sociedad adulta está metida en la vorágine propia del día a día, con poco tiempo para compartir con la familia, con los amigos y con nuestros padres, pero igualmente, si nos paramos un momento y nos preguntan que es lo que deseamos y que es lo que le pediríamos a nuestrxs padres por Navidad, seguramente sería un abrazo, una charla, un paseo ‘como cuando éramos niñxs’.

 

Por eso creo que es necesario que aunque le demos todas las herramientas necesarias para que vivan integrados, conocedores de este mundo, desarrollen sus habilidades con juguetes que así se lo permiten, y vayan a la mejor opción educativa que hayamos elegido en consenso familiar, lo más importante será siempre ese juego de tirar piedras, contar estrellas, cantar canciones, saltar, construir torres, el ajedrez, da igual… pero junto papá y mamá.

 

Así que yo deseo que esta Navidad todxs los niñxs tengan la suerte de que les traigan mucho tiempo para disfrutar junto a mamá y papá.

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