Rumbo a la imperfección
Despierto cada día un poquito, trabajando para ser quien quiero ser. Treinta y cuatro años vividos no es poco tiempo y los vicios que se me han ido agarrando a la pierna por el camino, no han dejado de prenderse cada vez con más fuerza para no caerse. Alcanzamos a crear una simbiosis tal, ellos y yo, que llegamos a creer que éramos uno solo.
Y es que cuando asimilas desde el exterior, ese alimento te va conformando y lo integras a ti en una mezcla inconsciente sobre lo que eres y no, entonces te haces y te crees. ¿Qué extraña situación puede hacer que me dé cuenta de que he asimilado características y valores que no me corresponden? a veces pienso… Más aquí de mis filosofadas he descubierto que no soy quien creía o, para ser más transigente conmigo misma, que puedo ser quien quiero.
¿A qué viene todo esto? (sabes que a veces mi mente chorrea sobre el teclado). Viene a que persigo ideales y quiero alcanzarlos: quiero vivir feliz y en paz. Metas que no podía conseguir si seguía por el camino de la crítica, de los juicios sobre todo y todos, de paralizarme debido al cansancio de correr detrás de la perfección en todo lo que fuera que hiciera, de destacar los errores en los demás, de no poder desenfocar la imagen y volver a componerla partiendo de un nuevo punto de interés.
Ver el artículo completo en el sitio ma-pa.es
Pame
Gianella, que linda reflexión!!!
Tu primera frase es muy importante, ojala que muchas hagamos eso todos los días como tu!!
besos
Gianella
Pamela ya sabes que no es nada fácil, así lo escribo pero el día a día a veces lo pone facil y otras veces no tanto. Lo realmente importante es tener la conciencia de cómo queremos hacerlo, el conseguirlo es tarea eterna! Besito y gracias por comentar!