Síndrome «mamátareasno»
Soy mamá de tres peques, una niña y dos niños y todas las tardes sufro el síndrome de ”mamátareasno”, seguro que más de uno/a de los/as que lean estas líneas conocerán sus síntomas: pereza, impotencia, enfado, resignación. En alguna ocasión he manifestado mi desacuerdo con la imposición de las tareas escolares, no así con aquellas tareas o deberes que le son propias a la edad escolar como jugar en el parque, pasear en bici, escuchar música, leer cuentos, hacer experimentos, deporte, ver dibus…si quieres en inglés u otros idiomas.
Desde mi más humilde conocimiento pedagógico entiendo que las tareas o deberes refuerzan, apoyan y ahondan en los conocimientos dados en clase, que por cuestión de falta de tiempo no se pueden realizar en las mismas. Es decir, experimentos que corroboren teorías aprendidas, lecturas de cuentos que no se leen en clase, juegos que les hagan desarrollar la creatividad y con ello la resolución de problemas…o sea, miles y miles de posibilidades. Pues el colmo de las tareas llega cuando le mandan a tu hijo/a, en esta ocasión a mi hija mayor, UNA MAQUETA DE UN EDIFICIO MEDIEVAL. Así sin más, que actividad tan bonita para poder tratar escalas y dimensiones matemáticas, tratar materiales, sus características, resistencias y orígenes, tratar los espacios que genera, como se construye y el por qué, es decir un sinfín de posibilidades que afiancen el tema dado en clase. Sin embargo la única indicación para hacer la tarea, por supuesto para hacerla en casa, es esa “hacer una maqueta”. Mi hija trabajó la maqueta con materiales que tenemos en casa y en la medida de sus posibilidades, ya que en clase no se había aprendido el uso de ninguna herramienta, ni material distinto al cartón, tijeras y pegamento. Contentísima con su trabajo lo llevó a clase, cual fue su sorpresa cuando vió que las maquetas que presentaron sus compañeros/as, eran auténticas obras de maestros carpinteros, expertos en el manejo del corte de madera, chapa y demás maravillas.
En un principio mi reflexión ante tal hecho es que lo que el papá ó la mamá ó en este caso el/la profe, lo que premian es el producto, el resultado estético, sin querer aceptar el proceso creativo del ñiño/a, ni aceptar el proceso de aprendizaje. El no aceptar los errores o los fallos o la hermosura del principiante, todas las pequeñas dificultades como, el resolver el problema de cómo unir dos paredes que tienen que tener la misma altura, el doblar el cartón lo justo para que ni se caiga ni se quede rígido. Todo eso es parte del proceso, al que tarde o temprano tendrán que enfrentarse. Ahora a pequeña escala en una maqueta y luego a gran escala durante el resto de su vida. Lo que no nos queremos dar cuenta es que cuanto más lo retrasemos o cuanto más lo evitemos, más les costará a ellos y ellas aprenderlo, porque en esta vida todo se aprende y todo cuenta, tarde o temprano.
Pero mi segunda reflexión para el mismo hecho va en otra dirección. Y si ésto va más allá de nuestros peques y si ésto vuelve a ser un hecho egoísta del adulto, y si ésto es una escapada más de nuestra realidad y si cuando les hacemos las tareas a los chicos/as o les corregimos la maqueta, el dibujo, la marioneta es que estamos disfrutando con ello, es que estamos reviviendo nuestra infancia. Y si lo hacemos porque nuestra realidad es tan dura y tan falsa, es tan banal y superficial, que lo único que nos devuelve un poco de serenidad y tranquilidad a nuestra alma es el revivir los momentos de la infancia. Y lo hacemos con las tareas y con la vida social de nuestros hijos, pero no por ellos, sino por nosotros.
Tanto una como otra dirección necesitan una pensada adulta, necesitan un qué estamos haciendo, qué queremos conseguir , dejemos a los peques ser peques, con sus errores y sus aciertos, que son muchos más de los que imaginamos. Y por otro lado asumamos nuestro ser, nuestra madurez, sus consecuencias y su retos que también son muchos y apasionantes. Y dejemos fluir el curso natural del universo, del crecimiento, del aprendizaje, de la vida.
Esta por mama - 13 diciembre, 2014, 12:00
Has dado en el clavo Carmen (again). Es una locura esa especie de competición entre madres (o padres) para ver quién hace el mural, la maqueta, el dibujo…más bonito (según su perspectiva adulta claro). Relajémonos, que el aprendizaje de nuestros hijos e hijas no tiene por qué ser como las manualidades de Pinterest…
Un placer leerte por aquí también ;)
Carmen Cerezo Pérez - 16 diciembre, 2014, 21:34
Gracias, me encanta expresar todas estas ideas y sentimientos que me pasan en el día a día y que de verdad hay mamás y papás que lo comparten.
MMar ConPeques - 13 diciembre, 2014, 16:03
Totalmente! Lo de las tareas y deberes es un tema que se convierte en una pesadilla en muchas casas. Y ya ese pique totalmente absurdo… es que ni lo entiendo ¿Qué sentido tiene? Gracias por el post! :)
Carmen Cerezo Pérez - 16 diciembre, 2014, 21:35
Gracias, espero que poco a poco seamos más los que comprendamos la importancia del aprendizaje.
Amaya González - 20 diciembre, 2014, 23:14
Me ha llamado poderosamente la atención tu historia, Carmen. Contarte que en estos momentos estoy estudiando un máster en educación, y en una de las materias de formación en actividades artísticas, una de las cosas que más claras me han quedado es que a la hora de enseñar cualquier especialidad artística en niños y adolescentes lo más importante es que sepan transitar ellos mismos un recorrido hasta llegar al producto final (llámese dibujo, maqueta, vídeo, etc). Que LO DE MENOS es el resultado de ese producto final, y que lo MÁS IMPORTANTE es el camino que discurren POR SI MISMOS, porque eso les afianza su autonomía, conectan con su responsabilidad y se enfrentan a los errores (algo tan natural como la vida misma). Este tipo de pequeñas frustraciones también nos ayudan a intentar mejorarlo en la próxima ocasión.
Me imagino a esa profesora alabando las maquetas perfectamente realizadas en madera y me asusta pensar en qué tipo de ejemplo están dando a esos alumnos.
También me sorprende que se plantee una actividad a los alumnos partiendo de la base de que sus padres les van a ayudar. Se está generando voces muy críticas con los excesivos deberes y si encimas éstos se plantean por encima de las posibilidades reales de los alumnos, pensando en que sus padres ya lo resolverán, apaga y vámonos.
Muchas gracias por tu experiencia, Carmen,me ha hecho reflexionar muchísimo.