Fotografias del parto y postparto que capturan la belleza y emocion del nacimiento
Desde Mama Nido volvemos a dar los señales de vida para recomendaros e... »
Aún retumba en mi cabeza un comentario que nos hicieron un día, mientras paseábamos a nuestra hija mayor en su sillita. Ella tendría medio año y, puesto que era verano, llevaba los pies al aire. Fue entonces cuando alguien se acercó a verla y le soltó:
Ay pequeña, qué pobre, ¿es que tus padres no tienen dinero para comprarte unos zapatos?
«No señora no, ¿me puede prestar algo?…» Seguro que fue una gracia, sin ninguna mala intención, pero a mi me sentó como una auténtica patada.
Yo soy una mamá de niños descalzos.
En mi caso me confieso un poco desastre, los complementos siempre me fallan. Puedo haber comprado un conjunto precioso y, el día que lo van a estrenar, me doy cuenta de que no les cogí una chaquetita coordinada, o los leotardos, o…. ¡O los zapatos!
Sí, es verdad, pero en el caso de los zapatos hay una razón: ¡no les duran ni cinco minutos puestos! Así que, para llevarlos perdidos en el fondo del saco de la silla ¿de verdad me voy a gastar ese dinero?
Pero, entonces, llega el momento en que a los pequeños les da por querer crecer. Empiezan a levantarse, dar sus primeros pasos, conocer el mundo que les rodea avanzando por ellos mismos… ¡CHICHÓN!
Da igual cuánto cuidado tengas, cuántas protecciones pongas a su alrededor: ¡Aprender duele!
Me ha encantado encontrarme con este artículo: ¿Le pongo zapatos a mi bebé?, del blog Phisios, del fisioterapeuta David Carrascosa:
Habla de bebés descalzos. La planta del pie les ofrece un mundo de aprendizaje. A través de los pies reciben sensaciones que irán interiorizando y aprendiendo, experimentando. Un pie calzado no es libre para desarrollarse.
Hasta nos remite a un artículo de Isabel Gentil llamado «Niños descalzos igual a niños más inteligentes».
Si a esto sumamos que no hay quien le ponga un zapato a mis pequeños, que parece que les molestan… ¡A mí me ha ganado!
Si yo no fuera tan friolera, andaría descalza por casa todo el día (¿quién tuviera suelo radiante?). Tengo unos pies son sensibles, que se incomodan con cualquier calzado o toman malas posturas que acaban por doler después. Soy de las que considera un verdadero placer pisar descalza la arena de la playa o la hierba fresca del jardín. Y, para colmo, tengo el feo recuerdo de llevar unos horribles zapatos ortopédicos para corregir su postura durante mi infancia. Así que el tema ZAPATOS es algo que me preocupa.
Y es que volver a lo natural está de moda. Pero, seamos realistas. La vida, a día de hoy, no nos permite que andemos descalzos allá donde vayamos. Así que también hay que buscar otras opciones.
En su día, a mi hija mayor, le compramos calzado de aprendizaje. Especialmente diseñado para no forzar sus pies, de suela flexible.
¿Cuál es vuestra opción? En mi caso, les voy a permitir que vayan descalzos el máximo tiempo posible. En casa, en el jardín,… allí donde sea posible, pero seguro. Para el tiempo frío, mi opción son los calcetines antideslizantes: perdemos la sensibilidad directa, pero liberamos el movimiento del pie y evitamos resbalones.
Y, para los momentos en los que hay que calzarse, volveremos a buscar unos zapatos que nos garanticen que cuidarán de sus pequeños pies.
¿Algún consejo? Estoy deseando saber vuestra opinión sobre el tema. ¿Recomendaciones? ¿Marcas que usáis? Soy consciente de que hay zapatos preciosos en el mercado pero ¿son, además, adecuados para ellos? Creo que es importante pensar un poco antes de dejarnos llevar por la moda.
¿Os animáis a liberar un ratito vuestros pies?
admin - 12 mayo, 2015, 14:23
El tema de ir descalzos, sobre todo el la edad muy temprana es algo muy natural e importante para el desarrollo del niño. No soy experta en el tema, pero los que saben de terapia de movimientos rítmicos hablan de numerosas ventajas de ir descalzo.
En nuestra casa nos gusta mucho ir descalzos aunque el suelo no es de temperatura uniforme y a veces pisamos algún juguete despistado. En la calle el tema se complica. Hay zapatos con la suela muy blandita pero normalmente no aguantan bien el tema de la lluvia. Qué bien que llega buen tiempo para poder disfrutar de usarlas. :)
Esther Fernández - 12 mayo, 2015, 14:29
Sin duda, qué placer el buen tiempo (para todo!!!!). Sin duda sus pies se desarrollarían naturalmente yendo descalzos y procuraré, en la medida de lo posible, permitirlo mientras pueda.
Gracias Agnieszka por tu aportación
Eva Chacón - 17 mayo, 2015, 11:33
Hola Esther!
Has puesto sobre la palestra un tema al que prestamos especial atención en este nido.
Una casa en la que se anda descalzo es igual a una casa más limpia (para evitar el efecto «pies negros» jeje), espacios más confortables, y para muchos es igual a suelos más cálidos -suelo radiante es ideal, y acabados que con frecuencia más delicados de mantener por otro lado (de moqueta, fibras, madera o pergo) aunque si la temperatura es agradable personalmente me encanta pisar barro cocido, piedra u hormigón.
En muchas culturas es obligado quitarse los zapatos de la calle al entrar en una casa, como en el mundo árabe, en Japón… En interior se utiliza calzado flexible y amplio, como las babuchas, y se protege el mundo ‘interior’ del ‘exterior’.
Y en el capítulo «pies» tenemos el otro gran tema tan importante para nosotros en nuestro pequeño nido:la ergonomía del calzado. Con tanta frecuencia observamos en nuestro entorno problemas derivados de haber calzado «zapatos asesinos» desde las edades más tempranas… que no conseguimos entenderlo. Por qué la moda imperante desde hace décadas se ha empeñado en torturarnos? Cuando es tan clara cuál es la forma natural del pié… y claro luego vienen los juanetes, los problemas de pisada, y por tanto de cadera, de espalda… un factor que hace que nuestros abuelos sufran innecesariamente.
Por eso somos adictos a calzado «de punta redonda» y suela flexible, tipo Camper, y ahora en verano a sandalias romanas. Para los peques, somos adictos a dos marcas: Inch Blue para la fase más temprana de gateo y primeros pasos, ya que funcionan como las babuchas pero en versión superflexible (demostrado que no molestan nada al bebé, y el sistema de gomas hace que no se caigan con facilidad), y Collegien para más adelante, que al ser unos calcetines con suela de goma, resultan más antideslizantes. Para frio y lluvia ya hay que irse a otros tipos de calzado: de lana (tipo Ugg), cde plástico (las típicas botas de lluvia para saltar en los charcos, que suelen tener la punta redonda), con Goretex (suelen ser super rígidos… pero si os gusta pasear y salir al campo no hay más remedio que tener alguno…).
Pero como defiendes en tu post… ¡que vivan los pies descalzos! :)))
Mar Melgarejo - 4 junio, 2015, 7:16
Gracias Esther por un artículo super interesante!!! cuantas veces habré hablado yo esto con el resto de mamis? tengo un fisio en casa de bebés y siempre tenemos el tema sobre la mesa… que gran dilema y que bien tratado el tema!!!
paula - 12 diciembre, 2015, 23:55
Hola!!!
Jo estoy muy contenta con las babuchas de piel, sin suela… Les aporta flexibilidad, sensibilidad i apoyo con el suelo i buena temperatura al ser de piel natural…