Son una bendición.
Cuando una familia recibe a un nuevo miembro junto con la fuerte noticia de que tiene Sindrome de Down, reciben de su entorno cercano y no tanto, varias manifestaciones de aprecio y empatía, muchas veces traducidas en frases que suelen caer en un ramillete de tres o cuatro conceptos repetitivos y hasta cliché, coronadas por la reina de todas las frases «este/a bebe es UNA BENDICIÓN».
Cuando hace un poco mas de 1 año vivimos este momento con el nacimiento de Candelaria, cada vez que recibía esta frase sentía un puñetazo en el estomago y pensaba «de que bendición me están hablando?», mi hija iba a tener dificultades para aprender todo lo que al resto de las personas nos es muy simple y cotidiano. A mi hija le iba a ser difícil entablar relaciones sociales en este mundo donde todo lo diferente lo excluimos y lo tildamos con adjetivos durísimos como deficiente, retrasado o «con problemas». Le iba a ser difícil poder expresarnos con claridad y facilidad lo que sentiría o pensaría, y así seguía y seguía la lista de razones por las que consideraba que mi hija no era una bendición.
Los meses pasaron y esta extensa lista se fue desvaneciendo principalmente por ser nosotros capaces de romper los mitos que como sociedad tenemos o nos cuentan. Además informarnos y conocer personas con la misma condición que nuestra pequeña, que son niños, jóvenes y adultos plenos e increíbles. Pero sobre todo esta lista de razones se fue apagando ante la aparición de una nueva lista, esta vez de cualidades o singularidades que fuimos descubriendo y que traía consigo esta condición. Descubrimos la maravillosa complicidad que se da cuando te cruzas con personas o familias relacionadas directamente con el SD. Esa mirada cercana de «se que tu tienes esa conciencia diferente de la vida que ilumina los ojos de quienes la viven y les da paz». Descubrimos también la plenitud de alma que se da al tener la posibilidad de poder ver al resto de las personas sin prejuicios, dándoles las mismas oportunidades de ganarse ese pedacito de nuestro corazón. Descubrimos logros, que antes nos parecían cotidianos y comunes, magnificados y transformados en mega logros, no solo de ella sino de todos quienes somos parte de su esfuerzo y su trabajo diario; Nunca mas atrapar un juguete y cambiarlo de manos va a ser lo que era antes. Descubrimos una sonrisa genuina y auténtica que se regala generosa a cada minuto y cuando mas la necesitamos.
Y luego de un año llego a la conclusión de que un bebe con Síndrome de Down no es solo una bendición, como lo son TODOS los hijos, sino que con su extra cromosoma traen asociado una cuota extra de bendición. Con esa simple frase repetida por muchas personas me queda claro que esta sociedad esta mucho mas preparada y encaminada hacia la inclusión de lo que yo creía, y sobre todo de lo que yo veía cuando estaba más dolida que disfrutando este maravilloso regalo de ser mamá de mi Cande. Afortunadamente muchos si lo vieron y por suerte no se han cansado de decirme «Son una BENDICIÓN»
Sonia Mori - 19 mayo, 2015, 21:34
Soy una de las personas que te dijo, que Candelaria era una bendición :)
No puedo imaginar todos los temores y dudas que tuviste y tuvieron como familia con su llegada, porque supongo que uno duplica su aprensividad y ve más debilidades que fortalezas.
Gracias a Dios y estoy segura que gracias a la misma y bella Candelaria, hoy tu percepción y experiencia es distinta y disfrutan a mil esta maravillosa BENDICION.
Un abrazo
Moira - 20 mayo, 2015, 13:07
Te felicito por esa niña! Una bendición y una belleza, y con una cara de tierna que no puede más!
Patricia Noya - 20 mayo, 2015, 19:37
La verdad que ver la foto de Cande tan divina y expresiva y leer lo que escribiste me llena de emoción. Un hijo siempre es una bendición aunque no siempre lo pensé así, hoy que soy mama me doy cuenta, cuantos prejuicios sin razón!!!