Sigue mojando la cama: ¿hasta cuándo?

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En el mercado, hay pañales en las estanterías de los supermercados, hasta de 30 kg, con toda naturalidad. Y en hipermercados, es fácil encontrar de +30 kg.

Pero, ¿qué edad tiene una niña o un niño que pesa más de 30 kg? ¿Seis, ocho, diez, doce años… es posible?.

 

Porque los escapes nocturnos no acaban siempre  a los tres añitos… ojalá, pero no: con una frecuencia mucho mayor de la que nos podemos imaginar, los niños y niñas bien metidos en la “infancia media” siguen viviendo y/o sufriendo escapes de pis, generalmente nocturnos.

De hecho, se estima que un 10%  de los niños mayores de 5 años tienen enuresis o incontinencia urinaria. Es decir, probablemente, 2 o 3 niños de la clase de nuestros hijos, mojan la cama con cierta frecuencia, por temporadas, o de manera constante.

Es un problema que parece afectar más a los niños que a las niñas, y se estima en que por encima de los 10 años, aun un 5% de la población infantil lo sufre. Es decir, a partir de los 10 años, habrá un niño por clase, más o menos, que aun con esa edad tendrá pérdidas nocturnas. Incluso jóvenes por encima de los 18 años pueden mantener esta situación; nos podemos hacer una idea de lo complicado de gestionar que puede llegar a ser, emocionalmente.

 

Así pues, lo primero que debemos saber es que es un problema frecuente, y además, si lo hablamos con otras madres, es sorprendente cuántos casos cercanos encontraremos.

 

Y lo segundo, es que es un problema madurativo del niño y no depende de su voluntad, sino que se trata de un retardo para alcanzar el control de la micción. Repetimos: no depende del niño o niña, y por tanto, es muy importante evitar reproches, burlas o “consecuencias”, ya que lo único que generan es frustración y vergüenza en el niño.

 

Es posible que los pises se escapen durante una temporada, y después permanezcan “a raya” en una temporada seca… hasta que vuelven a aparecer, generando desconcierto e incluso desesperación, no sólo al niño, sino también a los padres.

Cuando las pérdidas se producen a temporadas, es posible también que sea un catalizador emocional del estrés de nuestro hijo o hija, por lo que puede convertirse en un buen aliado para detectar cuándo se encuentran sometidos a presiones, aunque no sean capaces de verbalizarlo, ya que su cuerpo habla por ellos.

Recordemos que se trata de una maduración de su capacidad de retención de la micción, y que se debe involucrar al niño o niña en la solución del problema, generando en él la confianza de que es un problema habitual, y que se solucionará antes o después, cuando él o ella controlen su propio proceso.

Algunos consejos para manejar la situación de la incontinencia nocturna en chavales mayorcitos, podrían ser:

  • Recordar al niño/a, (y recordarnos a los familiares) que no es culpable de la situación, sino que se trata de un retraso en la maduración corporal de esta zona, ajeno a la voluntad del niño. Avergonzar o desesperarse no ayudan a solucionarlo, sólo a disminuir la confianza de nuestro hijo.
  • Trabajar con el niño: informarse y conocer el sistema de funcionamiento de la vejiga, y el problema de la enuresis.
  • Los pañales no suelen ser recomendables a partir d00e cierta edad, ya que genera una sensación de falsa sequedad que no ayuda al proceso madurativo, y una posible sensación de vergüenza al ser “mayor” y llevar pañal.
  • El niño/a es quien ha de llevar la iniciativa para lograr su curación. Como familiares, hemos de tener una actitud positiva durante el tratamiento pero no tomar parte activa en el mismo. Al final, no suele funcionar impedirle beber, o despertar al niño por la noche para orinar, o preparar el despertador a media noche, ya que son mecanismos que ponen en el exterior la solución de un problema madurativo interno.
  • Generar un calendario para que el niño haga un seguimiento de sus días/noches secos o húmedos, y si ha bebido líquidos antes de dormir o no, puede ayudar a encontrar un patrón, y fomenta una buena actitud ante el problema.
  • Hacerle participar de la higiene que ha de conseguirse, involucrando al chaval en el cambio de sábanas, cambio de ropa interior, etc, normalizando la situación: sin culpar y sin ocultar.
  • Reconocer cada objetivo, cada éxito. Minimizar cada pérdida. Que nuestro hijo o hija nos sienta de su lado, también cuando se hace pis.
  • En el momento en que la situación preocupe o desborde a la familia, acudir al profesional, para que nos ayude a encaminar el proceso. Un buen médico de familia sabrá transmitirnos normalidad y buscar soluciones concretas.
  • Finalmente, el ingrediente imprescindible: paciencia, más paciencia y aun más paciencia.
Avatar de Marta Parra
Soy Marta Parra, madre de tres hijos, arquitecta y activista de los buenos partos. Soy socia de El Parto es Nuestro, para hacer crecer la red de mujeres que demandan una atención al embarazo, parto, posparto y lactancia respetuosa y cuidada, más nacimientos sin violencia. Desde mi lado profesional, comparto estudio con Juan Manuel Herranz, (marido y socio) en Virai Arquitectos y con Angela Müller el estudio Arquitectura de Maternidades, especializado en mejorar los espacios hospitalarios relacionados con los partos, para crear ambientes agradables, amables, deshospitalizados, en los que nos sintamos seguras para dar la bienvenida a nuestros bebés.

1 Comentario

  1. Avatar de Fiorella Russo

    Fiorella Russo - 28 agosto, 2015, 18:24 Responde a este comentario

    Gracias Marta por compartir esta informaicón y los consejos tan útiles. Me encuentro en la etapa de dejar el pañal (2 años y medio) y es bueno saber que estas situaciones podrían ocurrir sin que tengamos que alarmarnos más de la cuenta. Y sí, mucha paciencia… es fundamental. Besos :)

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